
Motocultores
Guía definitiva para entender, elegir y usar correctamente
Cuando pensamos en labrar un terreno de una extensión considerable, el motocultor se convierte en la mejor herramienta que podemos tener en nuestra finca o huerto. En esta guía queremos explicarte qué es exactamente un motocultor, cómo funciona, qué tipos existen y cómo elegir el más adecuado según tus necesidades y las de tu terreno.
Hablaremos contigo desde la experiencia práctica, porque entendemos que quien trabaja la tierra busca una máquina fiable, duradera y que facilite el trabajo sin complicaciones.





¿Qué es un motocultor y para qué sirve?
Un motocultor es una máquina agrícola diseñada para arar, labrar y preparar el terreno antes de sembrar. Se trata de un equipo con ruedas motrices, provisto de un eje de toma de fuerza (TDF) que permite conectar distintos aperos o herramientas.
A diferencia de la motoazada —que utiliza fresas giratorias en lugar de ruedas—, el motocultor transmite la potencia del motor al suelo mediante sus neumáticos, lo que le da mayor tracción, estabilidad y fuerza en terrenos exigentes.
Su versatilidad es una de sus mayores ventajas. Con un solo motocultor podemos arar, fresar, remover tierra, abrir surcos o incluso transportar cargas ligeras si acoplamos un pequeño remolque. En huertos medianos o grandes, es un compañero indispensable.
Principales usos del motocultor

El motocultor se utiliza tanto en labores de preparación del terreno como en mantenimiento del huerto o jardín. Entre sus aplicaciones más frecuentes destacan:
- Arado y roturación del suelo.
- Labranza profunda o superficial.
- Aireación y mezcla del terreno con compost o abono.
- Desbroce y eliminación de malas hierbas.
- Transporte de materiales con remolque acoplado.
Gracias a la posibilidad de incorporar accesorios, podemos adaptar la máquina a las condiciones del terreno y al tipo de cultivo que deseamos preparar.
Diferencias entre motocultor y motoazada
Aunque a primera vista puedan parecer similares, hay diferencias esenciales entre ambos equipos.
El motocultor dispone de ruedas motrices, mientras que la motoazada trabaja mediante fresas que giran para remover la tierra.
El motocultor dispone de dos ejes, tracción y trabajo, ideal para terrenos grandes y suelos duros.
La motoazada solo tiene un eje sobre el que recaen las tareas de tracción y trabajo, más indicada para pequeños huertos o trabajos de superficie.
Partes fundamentales y funcionamiento
Conocer cómo está construido un motocultor nos ayuda a entender su mantenimiento y rendimiento. Sus componentes principales son los siguientes:
Bastidor y manceras
El bastidor constituye la estructura principal (chasis) que sostiene el motor, la transmisión y los mandos. Las manceras, o brazos de sujeción, permiten dirigir el motocultor con precisión y seguridad.
Motor
Es el corazón del equipo. Existen modelos de gasolina, diésel y eléctrico, y cada uno tiene sus ventajas:
- La gasolina ofrece arranque más suave, menos vibraciones y un precio más accesible.
- El diésel proporciona mayor potencia, durabilidad y rendimiento en terrenos pesados.
- El eléctrico aunque en estos momentos hay muy pocos modelos y no sabemos su rendimiento, no dudamos en que poco a poco irán ganando popularidad.
Embrague, caja de velocidades y tomas de fuerza
El embrague controla la conexión entre motor y transmisión. La caja de velocidades permite regular la marcha según la tarea: avance lento para labrar, rápido para transporte, hacia atrás…
La toma de fuerza (TDF) es clave, ya que posibilita acoplar herramientas como fresas, segadoras, remolques o bombas.
Rodaje y tracción
Las ruedas motrices garantizan el agarre al suelo, incluso en terrenos húmedos o inclinados. Es lo que diferencia al motocultor de la motoazada y lo hace idóneo para trabajos profesionales.
¿Estás interesado en comprar un motocultor?
No dejes perder la oportunidad de visitar nuestra sección de motocultivadores, en ella encontrarás información detallada.
Tipos de motocultores y sus usos recomendados
Motocultores de gasolina
Son los más habituales en huertos medianos. Destacan por su facilidad de arranque y mantenimiento sencillo. Están pensados para usuarios que buscan una buena relación entre potencia y manejo.
Motocultores diésel
Pensados para uso intensivo, ideales en explotaciones agrícolas o terrenos extensos. Su consumo es más eficiente a largo plazo y ofrecen una fuerza constante incluso en suelos duros o arcillosos.
Motocultores eléctricos
Una evolución práctica que gana terreno en los últimos años. Reducen el esfuerzo físico al eliminar el tirón del arranque manual. Algunos modelos eléctricos también destacan por su bajo ruido y cero emisiones.
Clasificación por series
- Ligeras: para jardines o huertos pequeños.
- Medianas: para terrenos medianos o uso ocasional.
- Pesadas: para trabajos profesionales o suelos duros.
Cómo arrancar y manejar un motocultor
El arranque varía según el tipo de motor. Los modelos de gasolina suelen incorporar sistema de cuerda o arranque eléctrico, mientras que los diésel pueden incluir descompresor y batería para un arranque eléctrico.
Una vez encendido, debemos mantener el control del manillar con ambas manos, ajustar la marcha adecuada y dejar que el equipo avance de manera natural. Empujar en exceso genera fatiga y puede dañar el suelo.
El control de la profundidad de trabajo se realiza mediante una varilla o palanca, también llamado espolón, situado junto al eje de fresas o apero. Ajustar este punto correctamente evita esfuerzos innecesarios y mejora la homogeneidad del terreno.
El embrague también requiere un uso preciso: debe accionarse suavemente para evitar tirones o desgaste prematuro.
Cuándo y cómo arar la tierra con un motocultor
El mejor momento para trabajar la tierra con motocultor es cuando el suelo está ligeramente húmedo: ni seco ni encharcado. En esas condiciones, las fresas penetran bien y la estructura del suelo se conserva.
Para un trabajo eficiente:
- Realiza pasadas cruzadas, primero en un sentido y luego perpendicularmente.
- Evita presionar en exceso el manillar.
- Limpia las fresas al terminar cada jornada para evitar acumulación de barro.
Mantenimiento básico y aceite recomendado
Un buen mantenimiento es sinónimo de longevidad.
Según las recomendaciones de los fabricantes, conviene seguir estas pautas:
- Revisar el aceite del motor y la transmisión antes de cada uso. Utiliza siempre aceite SAE 15W40 o el que indique el fabricante.
- Engrasar los puntos de fricción (ejes, manceras y cables).
- Limpieza periódica: elimina tierra, hierbas o restos de abono después de cada trabajo.
- Almacenamiento: guarda el motocultor en un lugar seco, con el depósito de combustible lleno si no va a usarse durante un tiempo, para evitar oxidación.
También es recomendable revisar los filtros y correas cada temporada, y sustituirlos si presentan desgaste.
Preguntas frecuentes sobre motocultores
¿Cuántos caballos debe tener un buen motocultor?
Depende del uso. Para huertos pequeños bastan 4–6 CV, mientras que en terrenos grandes o compactos son preferibles 8–12 CV.
¿Cuánto profundiza un motocultor?
Generalmente entre 10 y 30 centímetros, según el tipo de fresa o apero.
¿Qué aceite debo usar?
Para motores de gasolina, SAE 10W30; en diésel, SAE 15W40. En la caja de transmisión, un aceite denso tipo EP90.
¿Cuándo conviene arar la tierra?
Lo ideal es en otoño o a comienzos de primavera, cuando el suelo conserva humedad sin estar empapado.
¿Cuánto dura un motocultor?
Con mantenimiento adecuado, puede superar los 10 años de vida útil sin problema.
El motocultor, un aliado indispensable
El motocultor no es solo una máquina, es una inversión a largo plazo. Permite trabajar la tierra con menos esfuerzo, mayor precisión y resultados profesionales. Ya sea que cultives por afición o de manera profesional, elegir un buen motocultor significa ahorrar tiempo, cuidar tu suelo y garantizar una preparación perfecta para cada siembra.
Desde motocultoresymotoazadas.es, te animamos a analizar tus necesidades, comparar potencias y elegir el modelo que mejor se adapte a tu terreno. Un motocultor bien elegido te acompañará durante muchos años, transformando cada jornada de trabajo en una tarea más cómoda y eficiente.

